Un año más, profesionales, alumnos y Hermanas de Nuestra Señora de la Compasión nos unimos para celebrar el Día de la Compasión. Una fecha en la que recordamos especialmente nuestro carisma, nuestros valores, nuestro ideario y la experiencia educativa que compartimos a diario.
Porque la Compasión es un árbol en el que cada uno de nosotros, profesores y alumnos, somos un fruto que florece gracias a la semilla del amor que otros plantaron mucho antes. Desde nuestros fundadores, Mauricio Garrigou y Juana María Desclaux, hasta las hermanas de la Compasión que hasta hace poco vivían en la Comunidad de nuestro colegio, pasando por todas y cada una de las hermanas que, desde diferentes puntos del planeta, nos han enseñado a mirar con los ojos de Jesús.
Ellas fueron pioneras en la educación de los niños y niñas con discapacidad intelectual, y nosotros solo podemos agradecerles todo lo vivido en este colegio. Hoy ese agradecimiento ha llegado en forma de eucaristía organizada por el equipo de Talleres Formativos, que ha convertido la capilla en un florido jardín, en el que cada aula, cada servicio, cada compañero era una hoja del árbol que nos cobija a todos.
La celebración, presidida por el capellán del colegio, Miguel Campo, ha comenzado con las palabras del coordinador de Talleres Formativos hablando precisamente de la importancia de esas raíces de compasión que hoy siguen alimentando el árbol. Después hemos engalanado nuestro altar con las hojas de la paz, la empatía, la compasión, el amor, la escucha….Y tras tomar en la eucaristía «el alimento para amar», hemos visto un precioso vídeo elaborado por los alumnos y profesores de Talleres Formativos para terminar, como es tradición, regalando una planta a las hermanas de la Compasión presentes en la misa y cantando todos juntos el himno de la Compasión al que ponía punto y final un enorme aplauso lleno de cariño, gratitud y amor en este Feliz Día de la Compasión.
