La adquisición del lenguaje es una de las cuestiones que más preocupan a las familias de niños con discapacidad intelectual. Conocedores de esa inquietud, desde el colegio María Corredentora, os proponemos estrategias que podéis poner en práctica en cualquier rutina del día a día, en situaciones habituales y en el entorno natural del niño.
Este tipo de estrategias se pueden llevar a cabo desde edades muy tempranas y sea cual sea la edad que tenga nuestro hijo, siempre y cuando las necesite.
¿Qué interviene en el proceso de adquisición del lenguaje de niños con discapacidad intelectual?
En esta ocasión, nos vamos a centrar en algunos aspectos o prerrequisitos como la atención, la imitación y la movilidad de los órganos que intervienen en el habla.
Para iniciar una interacción con un niño, primero debemos asegurarnos que existe un interés común, es lo que llamamos una atención compartida, conjunta.
- Lograr el nivel de atención óptimo en el niño
Para el desarrollo del lenguaje, debe existir un nivel óptimo de atención en el niño, por ello trataremos siempre de mantener el contacto ocular con él, establecer sencillos turnos entre los balbuceos o primeras articulaciones, despertando así su interés y deseo de comunicarse.
- Aumentar la capacidad de imitación
Otro prerrequisito importante es la capacidad de imitar. La mayor parte de los niños aprenden nuevas habilidades gracias a la imitación.
Desde el colegio María Corredentora, y con la voluntad de potenciar al máximo esta capacidad, os ofrecemos algunas pautas para que trabajéis la imitación en estos tres niveles:
– Motor (incidiendo en el control postural)
– Gestual (donde abordamos el uso de gestos naturales que acompañan el lenguaje oral, facilitando así la comprensión y expresión del lenguaje)
– Verbal (empezaremos siempre con sonidos aislados, vocálicos, silábicos, hasta llegar a las primeras palabras)
En el caso de que el alumno presente alguna dificultad más concreta en imitación, utilizaremos diferentes estrategias ya sea basadas en las técnicas del modelado donde se imitan las conductas por observación, o moldeamiento, en el que realizamos aproximaciones sucesivas hasta llegar a la conducta deseada.
- Incrementar la movilidad de los órganos
Es importante siempre tener presente la base anatómica del niño y adaptándonos a esta circunstancia, nos fijaremos como objetivo estimular y mejorar la coordinación de los órganos y musculatura que interviene directamente en el habla.
Una herramienta que nos puede ayudar para ello son juegos en los que vamos controlando la intensidad del soplo y la movilidad de los órganos articulatorios.
En función de las necesidades que observamos en cada uno de nuestros alumnos, aconsejamos la práctica de masajes orofaciales que se pueden realizar fácilmente en casa, donde estimulamos y fortalecemos dicha musculatura.