En el momento en que una familia conoce que va a tener o que ha tenido un bebé con discapacidad suelen surgir muchas las dudas, preguntas y preocupaciones. ¿Cómo será su desarrollo? ¿Conseguirá andar? ¿Podrá comunicarse? ¿Será feliz?
El deseo de que nuestro hijo sea feliz es común a cualquier familia, sean cuales sean las capacidades que tenga su hijo. Nuestra mayor voluntad es que tengan una vida plena, independiente, que tengan amigos con los que relacionarse, que socialicen con iguales, en definitiva, que sean felices.
Cada año, son muchas familias las que a la hora de decidir un colegio para sus hijos con discapacidad intelectual se plantean qué modelo va a darles mejor respuesta: Educación Especial o Educación Ordinaria con apoyos.
La tendencia de los últimos años, ha hecho que en muchas ocasiones la balanza se incline hacia la educación ordinaria, bajo la premisa errónea, de que es un modelo “más inclusivo” y con la expectativa de que, el niño con discapacidad alcance un desarrollo similar al de otros niños sin ella, simplemente por el hecho de estar en el mismo entorno.
Actualmente, sólo el 17% de los niños y jóvenes con discapacidad están escolarizados en educación especial, porque el modelo actual de los colegios ordinarios, no da respuesta a las necesidades específicas que presentan.
El 83% restante está escolarizado en educación ordinaria con apoyos o en educación combinada. (Datos ofrecidos por ANCEE, Asociación Nacional de Centros de Educación Especial).
Como apunta la psicóloga y experta en Psicoterapia con Niños y Adolescentes Raquel Ruíz, “el reciente debate sobre la pertinencia o no de la educación especial, no debería plantearse desde una perspectiva reduccionista de pugna entre ambas modalidades educativas. Tanto una modalidad como otra, buscan el desarrollo integral de la persona y en última instancia su realización como ser humano.
La educación especial y la educación ordinaria serán opciones adecuadas para uno u otro individuo o para uno u otro momento vital de la persona. No son excluyentes y es importante que las familias tengan la posibilidad de elegir entre una modalidad educativa u otra en función de las necesidades de su hijo o hija”.
“Sobre lo que no cabe ninguna duda- añade- es que la educación especial tiene su razón de ser y su lugar fundamental en el desarrollo de las personas que lo necesitan. La educación especial de calidad favorece el desarrollo integral de los alumnos desde los ámbitos cognitivos, emocionales y sociales y ofrece una importante atención y apoyo a las familias”.
Educación Especial, centros de alto rendimiento para personas con discapacidad
Los 70 años de experiencia del colegio de educación especial María Corredentora nos avalan como centro educativo de referencia para niños y jóvenes con discapacidad intelectual.
La Educación Especial, atiende a las necesidades individuales de cada alumno, persiguiendo siempre lograr su máximo desarrollo personal y académico, con el fin de conseguir que tengan una vida autónoma, independiente y con participación plena en la sociedad a la que por derecho pertenecen.
Los colegios de educación especializada, somos centros de alto rendimiento para personas con discapacidad, basándonos en el principio de equidad se da a los alumnos lo que necesitan en cada momento de su desarrollo, respetando sus ritmos de aprendizaje.
Dentro del horario escolar, se trabaja desde un punto de vista multidisciplinar, abordando el desarrollo de las capacidades de cada niño desde diferentes servicios, como por ejemplo fisioterapia, logopedia y rehabilitación del lenguaje, hidrocinesiterapia, estimulación sensorial, educación física, orientación… Esta forma de trabajo interdisciplinar consigue que se obtengan mejores resultados, desarrollando al máximo el potencial de cada niño.
Además, las familias, sienten la tranquilidad que les aporta el saber, que su hijo está recibiendo en el colegio todas las terapias que necesita.
Nuestra metodología está adaptada y personalizada a cada uno de nuestros alumnos. Para eso, se tienen en cuenta diferentes principios metodológicos, como el mantener ratios bajosbajas en las aulas y la elaboración de materiales personalizados para cada alumno, elaborados por profesionales formados y cualificados para ello. Con esto se les dota de las herramientas necesarias para una mayor inclusión social.
Además de la adaptación de la metodología y del trabajo multidisciplinar, los colegios de educación especial, tienen en consideración la adaptación de los entornos al tipo de alumnos que tienen, adecuando tanto todos los espacios físicos a sus necesidades.
Otro aspecto por el que se vela, con especial interés, es el bienestar emocional del alumno, para ello se fomenta la relación entre iguales, se acompaña al niño en cada momento de su desarrollo, y se generan entornos seguros y protegidos, cuidando el bienestar de todos los alumnos.
Desde el colegio Maria Corredentora, se lleva a cabo una preparación especifica laboral, y se gestionan convenios con empresas y entidades, para favorecer la inclusión laboral de nuestros alumnos al finalizar su etapa escolar.
En definitiva, se acompaña al alumno desde el principio de su escolarización hasta el final, ofreciéndole lo que necesita en cada momento y dotándole de las herramientas necesarias para que una vez concluida esta etapa pueda desarrollar una vida plena en la sociedad. Ahí radica la verdadera inclusión.
Precisamente, cuando preguntamos a familias de nuestro colegio que vienen de un centro ordinario uno de los aspectos que destacan junto al avance que han advertido a nivel académico, es el hecho de que sus hijos son mucho más felices en la Educación Especial porque encuentran el bienestar emocional que genera el estar rodeado de iguales.
Del colegio de Educación Ordinaria al María Corredentora: “Ahora está completamente feliz”
Este fue el caso de José María. Su madre, Beatriz, explica que “solo tengo palabras de agradecimiento hacia el colegio ordinario en que estuvo José María, pero tengo que reconocer que en estos centros los grupos clase eran muy numerosos y los profesionales y medios son muy reducidos. Al llegar a la ESO, mi hijo no tenía adquirida la lectoescritura y socialmente no conectaba con sus compañeros, pues la diferencia entre ellos, se había ido incrementando a lo largo de los años por lo que no estaba bien emocionalmente. Decidimos volver a Madrid y al CEE María Corredentora. Allí hicieron un diagnóstico del punto en el que se encontraba mi hijo y desde allí empezaron a trabajar”.
En ese sentido, Beatriz destaca que “en integración, el alumno se adapta más al centro, y en Educación Especial, es el grupo de profesionales el que se adapta a la evolución del niño, con grupos clase muy reducidos y sabiendo exactamente cómo trabajar con él para motivarle. Hoy en día José María hace deporte, tiene amigos, está completamente feliz y eso es lo que más valoro, además de lo académico, del Colegio María Corredentora”.
En esa línea, Raquel Ruíz apunta “la educación especial ofrece múltiples beneficios a las personas con necesidades educativas especiales. Es una educación inclusiva, de calidad, altamente especializada que trabaja desde el desarrollo de las capacidades potenciales y específicas de cada alumno, cuidando del desarrollo emocional y psíquico de los mismos”.
Volvemos al principio, a la necesidad de ser felices, de desarrollarnos al máximo, sean cuales sean nuestras capacidades y nuestras circunstancias. Porque todos merecemos encontrar nuestro lugar en el mundo, rodearnos de quien nos cuida, nos enseña, nos acompaña y nos hace brillar. Y en el CEE María Corredentora podemos decir que llevamos 70 años acompañando a familias, y haciendo brillar a niños y niñas con discapacidad, y no hay mejor recompensa que la sonrisa con la que entran cada día en su “cole especial”. Por eso, recuerda: Elige especial, y acertarás.
Si necesitas más información sobre el CEE María Corredentora, ponte en contacto con nosotros en el teléfono 91 741 38 38 o en el correo secretaria@mariacorredentora.org
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